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Torneo Federal A Cipolletti

Cipolletti: Un refuerzo de "10"

"Hay que pelear cosas importantes", dijo el Pescadito.

Urbano vuelve a Cipolletti y ahora el sueño de agiganta.

CIPOLLETTI (AC).- Pasaron algo más de doce años. El domingo 15 de abril de 2001, con lágrimas en los ojos y una bandera que rezaba "Volveremos", Matías Urbano jugaba su último partido con la camiseta de Cipolletti. A esa altura, el equipo había descendido de la B Nacional por segunda vez en su historia y el delantero comenzaba a gestar una carrera que es la envidia de cualquier jugador zonal. Pasó el tiempo y el Pescadito regresó, para alegría del 'pueblo albinegro'.

El retorno de Urbano mantuvo en vilo a dirigentes y cuerpo técnico de Cipolletti. Es que si bien el acuerdo económico fue un hecho hace un par de semanas, la realidad es que el artillero dejó de escuchar otras ofertas recién en la noche del domingo, cuando dio el sí y confirmó que se subirá al micro que el 20 de este mes partirá a Las Grutas para realizar la pretemporada de cara a un nuevo torneo del Argentino A, que comenzará el 18 de agosto.

El retorno de Urbano es un verdadero lujo para la división. El delantero tiene renombre en las primeras categorías del fútbol sudamericano, fue goleador en Chile, la rompió en Colombia, hizo goles decisivos en la Libertadores y, a los 32 años, está en buena condición física.

En un ambiente de alegría total (se escuchó el "que de la mano, del Pescadito..."), los dirigentes albinegros lo presentaron en sociedad y firmaron el contrato por un año ayer por la tarde. Para los directivos se trata de un "hecho histórico" y entienden que Urbano cambiará "la ecuación deportiva y económica". Desde ya, el delantero será el jugador mejor pago del plantel, pero a la vez se entiende que su sola presencia "garantizará que el hincha vuelva a la cancha. Siempre se dice que a Cipolletti no vienen jugadores de renombre. Acá dimos un giro de 180 grados. Urbano cambia todo", dijo exultante Mauricio Mac Kenzie, el presidente de la subcomisión. Y también levantó la apuesta: "Creo que lo de Matías cambia el objetivo. También la llegada de los refuerzos. Hoy apostamos a ganador, a clasificar y a pelear cosas importantes", remarcó.

Por la tarde, antes de la conferencia de prensa, el técnico Domingo Perilli era un poco más cauto. "La incorporación de Matías es muy importante para todo Cipolletti. La verdad es que los objetivos no se si cambian. Nuestra idea de consolidar un grupo, pero después se ve en la cancha para lo que está cada equipo. Eso sí, Urbano es un incentivo muy grande para todo el plantel, y más para los jugadores jóvenes. Además de ser un gran delantero, tiene algo que es difícil de encontrar a su edad: el espíritu amateur. A él no le gusta perder ni en los 'picados'", dice Mingo Perilli.

Pasaron varios años y este Urbano es diferente a aquel que emprendió la aventura a principios de siglo. Maduro, con experiencia internacional y goleador, por sobre todas las cosas. Tiene dos hijos, una mujer y un problema familiar que influyó mucho para su decisión definitiva (su hermano está en coma hace varios meses).

Así explicó su regreso ayer. "Las dos partes hicimos un esfuerzo para que se dé la vuelta. Es muy importante para mi volver al club que quiero y que me dio la chance de hacer una carrera en el exterior. Fue un alivio y una alegría muy grande confirmar que me quedaba", explicó. Cada una de las voces que tomaron la palabra apelaron al corazón del hincha. Matías no fue la excepción. "Nunca olvido que cuando era chico La Visera se llenaba, había colas muchas horas antes de los partidos... Eso tiene que volver, y quizá en ese sentido pueda ayudar un poco. La gente tiene que volver a la cancha, esa es la mejor forma de ayudar a una dirigencia que está haciendo muy bien las cosas", explicó.

La realidad es que Urbano apenas jugó un año en Cipolletti en su primer paso. Pero su irrupción (de la mano del empresario Luis Boschi y con un desopilante pago de 25 pelotas al club San Pablo por su pase) marcó un antes y un después, tanto en el amor que le tomó el hincha como en términos económicos. Sucede que la dirigencia de aquellos años vendió la mitad de su ficha en 250 mil pesos/dólares, con lo que costeó deudas con el plantel y proveedores. El Pescadito "explotó" en un equipo que en la segunda categoría comandaba Jorge García, en el que Perilli era ayudante de campo y el repatriado Ruso Homann (hoy DT de la primera local) lideraba futbolística y espiritualmente. Salió último ese Cipo, con 25 puntos en 32 partidos, se fue al descenso pero gestó la figura de Urbano.

"Es cierto, es rara la identificación que los hinchas tienen conmigo porque jugué sólo un año. Quizá sea porque era un chico de la ciudad, que vivía a dos cuadras de cualquiera y que me fue bien en el fútbol. Me pone muy feliz el cariño que recibo en la calle, eso también inclinó la balanza para que vuelva a Cipo. Creo que hay un plantel con mucha calidad y un cuerpo técnico que conoce la categoría y sabe lo que quiere. Hay que pelear cosas importante", se ilusionó Urbano. Un Urbano que volverá a usar la '10', y que sueña con ser figura y hacer realidad aquella frase con tinte de ruego que escribieron en la bandera que portó esa tarde triste de 2001.

RIO NEGRO

Martes 09 de julio de 2013, 14:23

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