Villa Mitre (BB) 2 - 1 Deportivo Roca
Mugabure encontró la fórmula para exprimir la naranja y calmar la acidez
El "Tricolor" fue más que Deportivo Roca, pero le costó cristalizarlo en la red. El ingreso del jugador de Villa Maza resultó clave pasar de la angustia al festejo desenfrenado.
Cuántas gargantas hizo estallar Juan Pedro Mugabure con el fierrazo del final que transformó la angustia de Villa Mitre en una alegría desenfrenada.
El jugador de Villa Maza le puso muzzarella a la jugada del gol (giró y pasó entre dos jugadores para estampar un derechazo alto) y la pizza quedó completita para el deleite de todos los presentes.
Fue el desahogo de una noche que quedará en el recuerdo porque se terminó con la angustia de siete partidos sin victorias y tres puntos valiosos para tomar algo de oxígeno en la lucha por permanecer en el Federal A.
El "Tricolor", más allá del sufrimiento ya característico, hizo méritos para ganar. Jugó un Primer Tiempo casi perfecto, dominando a su rival y ejerciendo una presión asfixiante.
Allí sobresalió la tarea de los mediocampistas, aunque también surtieron efecto las permanentes escaladas de Daniel Romero.
La "Villa" desgastó a su rival, lo obligó a cometer errores y lo llenó de pelotazos. Y de tanto insistir encontró la manera de vulnerar al golero Facundo Crespo.
Maximiliano Cantoni ejecutó un córner, Manuel González la peinó en el primer palo y Damián De Hoyos, desde el borde del área, la empujó a la red libre de marcas.
Con la tranquilidad a cuestas, el tricolor fue por más, aunque no con la claridad suficiente para aumentar la cuenta.
En el Segundo Tiempo el equipo de Sergio Priseajniuc entró dormido y pagó las consecuencias de movida. El ingresado Bruno Sepúlveda le puso un bochón a la cabeza de Jonathan Morán, quien sin oposición eligió la ratonera para empatar el marcador.
Encima, dos minutos después, ante el desconcierto, Sepúlveda se perdió el segundo rematando apenas alto.
Luego vino una roja a Sepúlveda (lo informó el primer asistente) y la supremacía numérica que no surtió el efecto deseado.
Villa Mitre se pasó de revoluciones. Ganó por las bandas (Zárate y Romero fueron los abanderados), pero no tuvo peso en el área adversaria.
Los ingresos de Salgado y Nungeser tampoco fueron solución. Y cada réplica rival generaba incertidumbre.
Hasta que entró Mugabure, cargó la masa de muzzarella, la llevó al horno y cocinó el partido con un terrible derechazo, a falta de tres minutos. Fue para aliviar un poco el ácido presente.
FUENTE: JAVIER OSCAR SCHWAB (LA NUEVA PROVINCIA).
FOTO: LA NUEVA PROVINCIA.
Jueves 14 de abril de 2016, 01:01
