Primo Corvaro, el enviado de la FIFA para la reforma del estatuto de la AFA, llegó a Buenos Aires como persona no grata para el fútbol argentino. Y se fue entre aplausos, luego de tres días de reuniones, discusiones, negociaciones y alguna reprimenda. El dirigente suizo revisará en la tranquilidad de Zürich el borrador del documento que quedó guardado en su computadora personal. Después de discutirlo con los expertos de FIFA y Conmebol, enviará una versión final a la AFA, que la distribuirá entre los clubes. Se harán revisiones y sugerirán modificaciones. Después, recién después, se llamará a una asamblea para votarlo: necesitan 60 votos sobre 75 asambleístas. Es decir, cuatro quintas partes del cuerpo. Según proyecta el comité de regularización que gobierna la AFA, el fútbol argentino debería tener su estatuto reformado antes de fin de año.

En la antesala de las reuniones, que se desarrollaron en el salón Río de la Plata del hotel Sheraton, en Retiro, la madre de todas las batallas era la cuestión de la representatividad. El ascenso (es decir, los equipos de la B Nacional, B Metropolitana, C, D y el Consejo Federal) no querían perder la mayoría automática en la Asamblea.

Sobre 75 miembros del órgano, 45 son del ascenso y 30 de primera división: uno por cada club. Las discusiones sobre el asunto llevaron a varios de los presentes a imaginar escenarios posibles sobre cuántos votos necesitarían para imponer a tal o cual candidato a presidente de la AFA. Reformaban ayer para ganar las elecciones de mañana.

Según esa cláusula, el Consejo Federal (presidido por Pablo Toviggino, quien responde al Ascenso Unido de Claudio Tapia, pero también integra el comité de regularización), debía pasar de sus 12 miembros actuales a los 8 de 2020. FIFA y Conmebol sugirieron que el Consejo también bajara. Pero el ascenso había hecho su trabajo: ahí estaban los dos tanques, Tapia y Daniel Ferreiro (vice de Chicago y hombre fuerte de la B Nacional) para impedirlo. Hablaron de los más de 3500 clubes del interior afiliados al Consejo. Y de los cientos de miles de futbolistas que visten sus camisetas. No hubo manera de disminuir la cantidad de asambleístas del Consejo, lo que hubiera servido para limar el poder del ascenso. "Si ese pedido lo hubiesen hecho los equipos grandes, como Boca o River, habría tenido otro eco. Pero prefirieron quedarse en sus casas", razona un asistente a la reunión del miércoles.Al final, se tomó la última cláusula prevista para la primera división en el estatuto vigente: la primera pasa de 30 a 22 asambleístas. Era el escenario previsto para 2020, que sin embargo se adelantará. El resto de las categorías pierde representantes en forma proporcional.

Ya no hubo caso: el ascenso mantuvo la mayoría automática en la Asamblea (34 votos contra 22 de la primera), que cuando entre en vigencia la reforma del estatuto incorporará a 12 nuevos miembros, a razón de dos por cada uno de los seis llamados "grupos de interés". Estos son: futsal, fútbol playa, fútbol femenino, ex árbitros, ex futbolistas y ex entrenadores. Es por eso que a las jornadas en Retiro acudieron Horacio Elizondo (por los árbitros), Diego Latorre(por los futbolistas) y César Luis Menotti (por los entrenadores).

El otro órgano que también cambia su composición es el comité ejecutivo. Ya no habrá más candidaturas unipersonales a presidente. Cuando algún dirigente (que debe haber ejercido algún cargo durante al menos tres de los cinco años anteriores a la elección) quiera postularse, deberá entregar una lista de 22 nombres, contando el suyo: son 15 integrantes titulares del comité ejecutivo y siete suplentes. Entre esos 15 habrá un presidente, un vicepresidente primero, un vice segundo y una mujer.

Entre los suplentes también deberá respetarse ese cupo femenino. Luego de tres larguísimas jornadas de trabajo, la hora de la diversión llegó cuando hubo que definir la antigüedad como dirigente exigible para las mujeres. Se resolvió que durante los primeros siete años de vigencia de este nuevo estatuto no se les pedirá ninguna exigencia. "Ah...entonces podemos convocar a Cristina Fernández de Kirchner para la AFA", sugirió un dirigente del ascenso. "¡A Pampita!", le respondió otro. "Podemos llamar a Maru Botana para que nos cocine tortas", postuló un tercero. "Hablemos con Facundo Moyano, que es del Consejo Federal (representa a Alvarado de Mar del Plata) y pidámosle que traiga a Susana Giménez", sugirió otro. A esa altura, todo era risas. "¿Y por qué no la Cicciolina?", preguntó un quinto dirigente. Fue la última humorada de la tarde.

A esa altura, y mientras los enviados de FIFA tipeaban las modificaciones al estatuto a toda máquina, a nadie le quedaban dudas de que Corvaro y su gente habían jugado para el ascenso. Las razones de ese apoyo explícito hay que buscarlas en los últimos meses. El enviado mantuvo una fluidísima comunicación con los representantes de las categorías menores. Y al suizo y el Ascenso Unido los terminó de unir el espanto. O el odio, en este caso: ambos detestan la Superliga.