Brown (Adrogué) 2 - 2 San Martín (Tuc)
San Martín pudo haber ganado en Adrogué, pero sumó un punto
El "Santo" sigue por el buen camino y lleva seis cotejos sin perder.
Sumó un punto; pudo rescatar los tres pero casi se queda con las manos vacías. San Martín se vuelve de Adrogué con la satisfacción de haber estirado a seis partidos su racha sin perder, pero también con la amargura de no haber aprovechado su mejor momento para torcerle el brazo al difícil Brown en su propio reducto.
Para entender el 2-2 hay que estudiar historia, la del “Santo” en muchos de sus partidos de visitante en este regreso a la B Nacional. En la media hora inicial, perdonó a su rival y eso fue determinante para el desarrollo del partido.
El tempranero gol de arremetida del muy activo Leandro Gracián hizo presagiar una buena tarde. Pero el gesto adusto de Gonzalo Rodríguez cuando se fue al intervalo en el primer tiempo explicó por qué no se concretaron del todo: “Turbo”, al que se lo vio acelerado, contó con dos mano a mano con el arquero que fuern mal resueltos.
Media hora favorable
San Martín se hizo protagonista en esa media hora inicial, con juego asociado, mucha gente llegando al área de enfrente y firme en el fondo. Pero la ventaja conseguida resultó exigua y lo pagó caro poco después, cuando Alexis Ferrero tocó en el área al ex “santo” Lucas Oviedo y Juan Olivares definió alto y al medio desde los 12 pasos.
Desde ese minuto 37 hasta el final del primer tiempo, y también en el primer cuarto de hora del complemento, se vio lo peor del equipo tucumano. Perdió la pelota, cayó en el habitual bajón de sus partidos a domicilio, después de arranques furiosos o al menos correctos. Para suerte de los dirigidos por Diego Cagna, esta vez los hombres-gol de Brown (Cristian Chávez y Juan García) pesaron poco a partir de tres cuartos y sintieron la desconexión con el resto de su equipo.
Una mala salida de Rodrigo Moreira destrabó un partido a esa altura signado por las imprecisiones y que ya pintaba para empate. Chávez cambió de frente y Brian Gómez se la clavó en el segundo palo a César Taborda. Parecía que otra vez sopa, pero al menos San Martín se pudo llevar un pedazo de pan a la boca, ese que trajo bajo su brazo Francesca, la hijita de Moreira nacida el lunes. El central punteó al gol entre muchas piernas, después que el reemplazante Leonardo Rizo la metiera en el área a ver qué pasaba.
Faltaban diez minutos y Cagna respiró aliviado. Al menos esta vez el pecado de falta de contundencia se purgaría con un empate que no le sienta tal mal a San Martín.
¿El vaso medio vacío? De haberlo definido en aquella ráfaga de fútbol inicial o con ese postrero cabezazo de Moreira, estaría a ocho puntos del otro Brown, Guillermo, el de Puerto Madryn, el que está en puesto de ascenso, y al que recibirá el próximo sábado. Ahora, la distancia es de diez.
FUENTE: MARCELO ANDROETTO (LA GACETA).
FOTO: MATÍAS NÁPOLI ESCALERO (LA GACETA).
Miércoles 17 de mayo de 2017, 01:19