Deportivo Roca 1 - 0 Cipolletti

Los días felices de Deportivo Roca ante su clásico rival en el Luis Maiolino continúan. Ayer el Naranja privó de la siesta a sus hinchas, pero les regaló una alegría de aquellas que sólo un triunfo contra Cipolletti pueden dar.
Si algo que faltó en el derby fue fútbol, pero sobró algarabía cuando el árbitro bahiense Sergio Testa marcó el final de partido que Roca ganó por 1-0, por la tercera fecha del Federal A, con un solitario gol de Pablo Ostapkiewicz a los 9 minutos del segundo tiempo.
Fue el primer triunfo del Naranja en el torneo luego de dos empates consecutivos, resultado que le permite colocarse cerca de la vanguardia de la zona 1 con 5 puntos. La contracara es este Cipolletti de Víctor Zwenger que no encuentra el rumbo. Lleva tres caídas, todas por 1-0, en igual cantidad de presentaciones, y si se le suma la derrota 2-0 ante Almagro por la Copa Argentina, los números empeoran para el Albinegro.
No fue el mejor clásico ni mucho menos el que entregaron los dos equipos. Roca afrontó el partido con algunas ausencias de jugadores clave que llegaron esta temporada para ser titulares como Gonzalo Garavano, Lucas Mellado y Leandro Puig. De todas maneras, los que lo reemplazaron disimularon las bajas a tal punto de brillar en el cruce más importante del torneo, tal es el caso de Gastón Portiño.
El volante, junto al capitán Fernando Fernández fueron de lo más destacado del Naranja, dentro de un trámite donde importó más no equivocarse que arriesgar a la creación.
En los primeros 20 minutos la deuda de los protagonistas con el espectáculo fue total. Las imprecisiones fueron el común denominador en ambos equipos, con el Depo dominando el campo aunque sin lastimar. Es que en la primera mitad tanto Kevin Guajardo y Maxi Prioreschi no supieron darle la claridad habitual al equipo. Si de sus pies el balón sale sucio, Roca lo siente y mucho.
Recién a los 25 el público se levantó de sus asientos. El Ruso Prioreschi tomó un tiro libre que se fue apenas por arriba del travesaño del arco de Nico Caprio. Era el primer aviso del local.
Dos minutos después, llegaría la polémica de la tarde. Maxi Herrera recogió un centro desde la derecha y con una media volea estrelló el balón en el travesaño que dio en la línea y salió. Hubo protestas por parte de la gente albinegra, que se sumaron a la que vino dos minutos después cuando un centro de Pablo Vergara fue conectado de cabeza por Martín Zbrun, quien venció la resistencia de Di Grazia. De todas maneras el tanto fue anulado por posición adelantada del zaguero.
Casi de inmediato, un córner desde la derecha de Prioreschi encontró en el área a Rodrigo Mannara, cuyo cabezazo se fue apenas desviado. Fue la última jugada del único lapso con emociones para los dos bandos que entregó el clásico.
El partido se volvió a planchar hasta el descanso. Cipolletti vio cómo pasaba su mejor momento sin poder concretar lo poco que tuvo en toda la tarde.
Para el complemento, Roca entendió que la obligación era suya. No lo logró por el juego asociado, que sólo apareció en cuentagotas, sino que aprovechó la pelota parada que practica el plantel en el último entrenamiento de cada semana.
A los 9’ de la parte final, el Naranja se valió de la fina pegada del Ruso Prioreschi quien le puso el balón en la frente al Polaco Ostapkiewicz. El lateral se elevó más que nadie y con un cabezazo goleador venció a Caprio.
Cipolletti intentó como pudo llegar hasta el arco del Depo. Tuvo una clara con un cabezazo de Coria que Di Grazia sacó por arriba del travesaño, aunque fue lo único de un equipo que pareciera no tener las armas para remontar un resultado desfavorable. Sin ideas, llenó de centros el área local aunque casi siempre fueron frontales para el lucimiento del ‘1’ de Naranja.
El Depo hizo lo que tenía que hacer en este tipo de partidos donde no importa cómo se gana. Necesitaba como el agua los tres puntos y lo consiguió. Cipo no pudo apagar en Roca, el incendio que generó la abulia de su juego inconexo y sin goles. El Albinegro lleva 360 minutos en partidos oficiales sin marcar y está último. Demasiado para un equipo que se reforzó para ser protagonista.