Gimnasia y Tiro 2-1 Tiro Federal
Construyó una sufrida victoria que lo ratifica como líder indiscutido y sigue con 7 puntos por arriba de sus escoltas.
El paladar del hincha de Gimnasia y Tiro es exigente. Desde siempre. Por historia. Esa es la marca que lo identifica, un sello ineludible del destino. El mismo hincha que se “mal acostumbró” más de la cuenta a recibir mimos constantes de sus encomendados, a llenarse los ojos de fútbol y goles de un equipo que fue un símil a una aplanadora en las primeras fechas. Sin embargo, este equipo le sigue dando con el gusto, pese al gusto a poco que dejó la última imagen, con un puntero retrocediendo y con un tigre que lo arrinconó hasta casi empatárselo. Más allá de ese paréntesis, el albo continúa siendo una máquina de ganar, así como ayer dio cuenta de Tiro Federal por 2 a 1 en el Gigante del Norte. Cada vez se aleja más y aún mantiene la diferencia de siete puntos con sus escoltas, pese a que éstos también ganaron.
El albo no pierde la solidez en todas sus líneas, pero en la misma medida los rivales hacen todo para ganarle y encontrarle la vuelta, lo que embarra y empalidece aún más el juego del puntero, que ahora debe cambiar su smoking por ropa de obrero y bajar incluso al fango para defender a ultranza su condición de líder.
El albo arrancó pisando fuerte, imponiéndose en los primeros minutos, y embarulló así a un hermético Tiro Federal con la ductilidad de su aceitado juego colectivo. Con Ceballos como principal referencia, el equipo del Tano Riggio manejó el partido a su antojo; sin embargo, se topó con las férreas dos líneas de cuatro de la visita que le impidieron al líder llegar a la red. Después de tanta insistencia y tras una brillante maniobra colectiva en la que todos la tocaron, Osvaldo Young ensayó un zurdazo cruzado que infló la red de Chiquito Bossio en el epílogo de la primera mitad. En el complemento, el albo bajó las cargas tras el empate parcial de Conocchiari y el posterior cabezazo a la red de Rodrigo López. Se retrasó más de la cuenta, sufriendo durante largos y penosos minutos los embates de los tigres, que se perdieron el empate en tres ocasiones.
Allí el puntero sacó a relucir su oficio y su capacidad de reacción en situaciones complicadas para defender el triunfo. Y tuvo que despeinarse para volver a acomodarse el traje de líder en el final y mirar a todos desde arriba.
Fuente: El Tribuno
Lunes 05 de noviembre de 2012, 08:58