Gimnasia y Esgrima ya ascendió. El gol sobre el final empujado por vaya a saber quién le permite al Lobo del Parque lograr el ascenso de categoría. Pero la fiesta se aguó. Es el año 2003, y toda Villa Obrera le hace sentir el rigor al plantel Mensana. Salen como pueden. Algunos llegan a Mendoza caminando. Todo pasó. Pero se repite.
Diez años después, el que lo sufre es otro club mendocino: Leonardo Murialdo. Sin la agresividad ni la gravedad de aquella vez, pero con una intención muy parecida, la de tratar de ganar un partido de fútbol 'como sea'. Y lo consiguen.
"Lo que pasamos fue increíble. En primer lugar, llegamos a la cancha en camiones de la policía, como si fuéramos delincuentes. Después tuvimos que soportar las cosas que nos hicieron los árbitros. No se puede jugar más en esa cancha, es imposible", sostuvo sorprendido y molesto a la vez el DT del Canario, Marcelo Gerardi.
El Gato, además, se animó a contar algunas cosas que el juez de línea le dijo durante el partido: "El línea me dijo que menos mal que perdimos, porque sino ni ellos salían de ahí. Que en esa cancha o perdés, o perdés. No puede ser que dirijan así, porque te perjudican. En el gol, nos cobran un corner en contra que no fue. No es por poner excusas, pero influyó".
"Les pido a los dirigentes de la Liga Mendocina y del fútbol mendocino que hagan algo urgente. No puede ser que permitan que un club de nuestra provincia tenga que jugar en ese lugar. Que se hagan responsables porque todavía no pasó nada grave, pero en cualquier momento puede pasar, y ya después es tarde", cerró el entrenador.