Central Norte (Salta) 0 - 1 Juventud Antoniana
Juventud lo borró “olímpicamente”
Con un golazo desde el córner de Aguirre el santo se sacó una mufa de más de tres años. Y, encima, Maino se tomó revancha.
MARIANO FRADEJAS - EL TRIBUNO DE SALTA
La venganza es el placer de los dioses y un plato que se sirve bien frío. Juventud Antoniana fue un claro ejemplo de aquel adagio: gozó de los placeres y las mieles de un grito tantos años contenido ante su clásico rival y se deleitó con un sabroso menú, oportunamente servido, para eliminar a Central Norte de la Copa Argentina venciéndolo por 1 a 0 con un golazo olímpico de Nicolás Aguirre (37' del PT) que le sirvió para borrar “olímpicamente” y de un plumazo a su rival de toda la vida.
En su supremacía actitudinal, el funcionamiento, la viveza de Aguirre y las manos oportunas de Maino, el exarquero cuervo que se tomó revancha de su última frustración ante el azabache y que le valió el puesto, fueron los argumentos del triunfo.
Central fue un concierto de horrores defensivos desde los primeros minutos y una invitación para un Juventud enchufado y dispuesto a no regalar ni un centímetro. El santo entendió cómo salir a jugar el clásico y así lo arrinconó, gracias a su generación de juego y a los asestos de Molina y Aguirre. Confabulaba a su favor las bondades de un cuervo errático que parecía ceder todas las ventajas. Paralelamente, el cuervo recargaba de amarillas a su última línea, que quedaba expuesta ante cada avance antoniano. El gol estaba a pedir de Juventud y la justicia llegó a los 39', tras el magnífico e impecable gol olímpico de Aguirre mientras Bianco -custodiaba el primer palo- y Salort dormían la siesta.
En el complemento, Coleoni quemó lo que tenía y mandó al césped a Altamirano y Magno. El ingreso del Sacha parecía iluminar con destellos al cuervo, que esbozaba una reacción y cuya embestida tuvo correlato con la expulsión de Martínez, que obligó al santo a replantear su juego y a replegarse, en la misma medida que el cuervo inclinaba el campo, con poco oficio, pero con convicción. A partir del allí comenzó a erigirse la estampa del arquero santafesino que ahogó tres gritos. Gritos que el santo supo contener por más de tres años.
El adiós a tres años de mufa
No fue un clásico más para Juventud Antoniana. Más allá del sabor inigualable de dejar afuera a su clásico rival en un encuentro a eliminación directa, las gargantas contenidas por torcer una tediosa racha negativa de más de tres años de duración fueron el “plus” de un triunfo con muchos matices. Es que el santo no festejaba oficialmente ante el cuervo desde aquella lejana temporada 2010/11, la que significó el regreso del azabache a la tercera categoría. Aquella vez, con goles de Matías Rinaudo y Hernán Hechalar, el antoniano le ganaba 2 a 1 a Central, que había marcado el empate parcial a través de un tiro libre de Carlos Fretes. Nueve clásicos tuvieron que pasar (7 victorias y 2 empates) para que Juventud vuelva a desatar su grito contenido frente a su rival acérrimo. Y Gustavo Coleoni cortó una racha positiva, ya que perdió su primer clásico ante Juventud.
Jueves 07 de noviembre de 2013, 08:49