Hacer lío. La Catedral de San Sebastián en Río de Janeiro fue la sede. Lío, hacer lío. El Papa se salía otra vez del protocolo oratorio que admite su investidura. “¿Saben qué quiero? ¡Que hagan lío, que hagan mucho lío en las Diócesis, que no se queden quietos, que se valoren, que se hagan notar: lío!”, incitaba a la juventud cristiana toda el último 25 de julio. No tan lejos, en San Francisco Solano, Quilmes, un par de pibes se tomaron en serio el encargo papal. Y empezaron a armar un poco de barullo. A su manera. La manera: crear un club de fútbol. Digamos que la AFA no tiene nada del Vaticano (bah, mejor dejarlo ahí), pero la asociación madre de nuestro fuchibol será a partir del año que viene la Santa Sede de un equipo sin demasiados precedentes. Ninguno, en realidad: el Club Deportivo Papa Francisco. Sí, así como leés. El Santo (obvio: ¿cómo lo iban a bautizar si no?) ya tiene el OK de Don Julio y compañía para arrancar desde marzo en la Liga Lujanense, donde irá por el ascenso al Argentino C (ver aparte). “Estábamos en casa mirando al Papa en Río y cuando dijo eso, lo de hacer lío, me di cuenta de que había que ponerle su nombre al club: ese tipo representa todo lo que queremos hacer, por lo que vamos a pelear, que no es sólo el fútbol sino también ayudar a toda la gente del barrio, sacar a los pibes de la calle, colaborar con comedores, etc”, cuenta el presidente del club, Jorge Ramírez. Jorge tiene 26 años, nomás: es custodio de camiones que van y vuelven del Interior, y un flamante ex jugador curtido del Ascenso, de las ligas regionales, del Argentino C, B, de esos cuadros invisibles que se esconden en las costuras más profundas de las pampas. Jorge le abre a Olé las puertas de la sede del Deportivo Papa Francisco. O las de su propia casa, que por ahora son la misma cosa. Un matecito, ofrece, bajo la mirada de la virgencita que te da la bienvenida a un club que por ahora no tiene un espacio físico particular.

“Recién empezamos pero ya hicimos contactos con el club Claypole para que nos preste su cancha y con el Ovispado de Quilmes, que nos va a ceder un predio para entrenar detrás de una iglesia en Rafael Calzada”, agrega Ariel Sequeira, el vicepresidente. Sí, se entrenan detrás de una iglesia, aunque todavía no completaron el plantel: “Tenemos 10 jugadores, pero no sabés lo que juegan, eh, son buenos en serio”, se envalentonan. La AFA les pide 30 futbolistas para conformar el plantel profesional entre Primera y Reserva y “ya organizamos para diciembre una serie de pruebas de jugadores para seleccionarlos a todos: queremos que venga todo el barrio a probarse, acá hay tipos que juegan bien”. El que los va a probar es Horacio Acosta, un ex jugador del Ascenso que tiene el orgullo de contarle a sus hijos que debutó en la Primera del Boca del Maestro Tabárez, así haya sido por un suspiro de minutos. “Es un salto de nivel tenerlo a él con nosotros”, chapea orgulloso Jorge.

-¿Cómo fue el tema con la AFA para inscribirse?

-Nos cobran 6.000 pesos por única vez por la afiliación. Después, hay que juntar 1.000 mensuales mientras jugás la Liga.

-O sea: ¿junto un equipo con amigos, pago seis lucas y ya está?

-Ja, no, ellos evalúan si te aceptan, viste. Como yo venía jugando en la Asociación Mutual Alianza Temperley (también en la Liga Lujanense), se me facilitó el tema para presentar la personería.

¿De dónde sacan la plata para pagar la inscripción? Bueno, se las rebuscan: ya tienen 30 socios que pagan una cuota a cambio de lo que por ahora son beneficios en locales de Solano. Entre los 30, uno hace la de Dios: no, no garpa un peso, ¿a vos te parece? El mismísimo Sumo Pontífice. “Hace poco una delegación de jóvenes cristianos de Quilmes fueron a visitar a Francisco y les di el carnet y una carta que escribí a mano para que le llevaran. No sé si la habrá visto”. Jorge asume que lo más probable es que Bergoglio no haya leído su declaración de amor epistolar, en la que le cuenta el proyecto, asumiendo que “como es muy humilde, seguro que no le va a gustar que le hayamos puesto su nombre, pero es nuestra manera de hacer lío: eso le escribí”.

El sueño de la junta directiva del Club Papa Francisco es que, valga por favor la redundancia, el Papa Francisco conozca al club. Y en eso están: “Hasta le escribimos mensajes en el Twitter, pero tiene algunos millones de seguidores, ja”, agrega Pablo Lizarraga, el secretario de la institución. Le mandaron la camiseta, también. Sí, tienen camiseta y, obvio, tiene los colores del Vaticano. Acota Jorge: “Se nos ocurrió que la suplente sea violeta, naranja y roja, la gama de colores de la Guardia Suiza, aunque también puede ser azulgrana por San Lorenzo: sabemos que el Papa es muy fanático”.

-¿Y ustedes son todos muy religiosos?

-Somos católicos, sí, pero religiosos a nuestra manera. Antes de que eligieran a Francisco por ahí no confiábamos tanto en la institución de la Iglesia. Pero ahora eso está cambiando. Nuestra manera de ser religiosos es ayudando a la gente que menos tiene, a los comedores, darle alegría a un barrio olvidado como éste, donde la gente que hace deporte sólo puede ir a correr alrededor de una fábrica.

-¿Y sólo va a ser un club de fútbol?

-Nooo, por ahora es de fútbol, pero ya hablamos con la Liga Metropolitana de Handball para obtener la plaza y que juegen las mujeres. También queremos tener equipo de vóley. Pero por ahora, sí, somos un club de fútbol.

-¿Los jugadores son católicos, también?

-La mayoría sí, pero lo que más les importa es jugar a la pelota, viste. Igual, ojo: hay dos que son ateos y uno que tomó la comunión y todo, pero que no es religioso, je. Obvio que no le ponemos condiciones a nadie, queremos formar un equipo competitivo, eh. Hasta la B Nacional y la Primera no vamos a parar.

Claro: fe les sobra.