Juventud Unida perdió su tercer partido consecutivo y, sin opacar el exitoso año 2013, dejó varias dudas y preocupaciones para el análisis. Cayó 1 a o ante Guaraní Antonio Franco y dejó de ser uno de los punteros de la Zona Norte.
EL DIA DE GUALEGUAYCHU
Si a mitad de año, más precisamente luego de aquel histórico 21 de julio cuando Juventud festejó el ascenso, se le hubiese preguntado al hincha más optimista por el futuro inmediato del equipo de Gualeguaychú en el Argentino A, su respuesta no hubiese sido tan auspiciosa como el presente decano. El análisis del 2013 es muy positivo para el equipo de Norberto Acosta: consiguió el ascenso a la tercera división del fútbol argentino por primera vez en su historia y terminó el año peleando los primeros lugares de la Zona Norte.
Pero el balance del camino transitado, ascenso de por medio, llegará después de digerida la tercera derrota consecutiva con la que el equipo de Acosta cerró el 2013.
Juventud esperaba por Guaraní Antonio Franco, un viejo conocido del ascenso. La oportunidad era inmejorable para el Decano: venía de perder, por primera vez en el torneo, dos partidos seguidos y ante su gente tenía la posibilidad de reivindicarse frente a nada más ni nada menos que al otro puntero de la zona. Pero el fútbol, tan hermoso como impredecible, volvió a pegarle una cachetada a los de Acosta: con varias bajas y algunas modificaciones tácticas, Juventud no se pudo reencontrar con el fútbol que le dio el mote de revelación del torneo, jugó mal y volvió a caer de local.
Como lo hace cada vez que juega en la vía, Juventud salió a proponer. Los primeros minutos fueron todos del Decano. Con un Cristian Fornillo que volvió a ser de lo más claro y desequilibrante, el local llenó de centros el área de Cosentino, pero el buen arquero no tuvo fisuras y se quedó con cada pelota.
Tan hermoso como impredecible, el fútbol no sabe de merecimientos. Cuando el local, con Fornillo como punta de lanza, acompañado por las buenas proyecciones de Salas (fue titular después de mucho tiempo) empezaba a merecer el primero, llegó la apertura, pero en el otro arco. Guaraní aprovechó la desinteligencia de una defensa dubitativa y, acompañado por la fortuna, Ceballos marcó el único gol del partido. Nada para hacer para Migueles que, descolocado por un rebote, la miró entrar y baldazo de agua fría en la calurosa tarde entrerriana.
A diferencia del último partido frente a Gimnasia de Concepción del Uruguay, Juventud asimiló el golpe y, desordenado, abusando de los centros al área y sin demasiadas ideas, fue por el empate. Maxi Vallejo se puso el traje del expulsado Bonzi y empezó a manejar los hilos de mitad de cancha en adelante, pero los intentos decanos terminaron siempre en centros al área que fueron despejados por Vester y Albarracín o murieron en las seguras manos del bueno de Cosentino. Esta vez, la referencia de área fue Ramírez Riascos, pero el colombiano se tiró demasiado a los costados para hacerse de la pelota y quedó siempre lejos del arco misionero. La primera parte se fue con un Juventud que buscó, pero chocó todas las veces con el orden de una buena defensa.
Según el manual, en la segunda parte los de Acosta saldrían a buscar el empate plantándose en el campo de juego rival y la visita se pararía para salir de contra. Pero los manuales, muchas de las veces, son sólo un soporte teórico que en la práctica no sirve demasiado. En la cancha se ven los pingos, dicen. Los primeros minutos del complemento mostraron a los misioneros controlando la pelota y los tiempos del partido; y a Juventud saliendo de contra.
Junto al cielo, que se cubrió de nubes oscuras, el encuentro perdió en intensidad y el gris opacó el buen primer tiempo de Vallejo, que dejó la cancha por Erpen, y Fornillo, de lo mejor de la tarde, se encontró demasiado solo cada vez que, a falta de alternativas, se transformó en delantero.
Los minutos pasaban y Juventud, impotente, perdía en el marcador y en claridad. Basta decir que las más peligrosas llegaron de la mano de Matías Marchesini. El central, impecable en defensa, sobre el cierre del encuentro ganó dos veces en el área chica y, otra vez, casi se viste de héroe. Pero no, la suerte que muchas veces acompañó a Juventud, en el cierre de esta primera parte brilló por su ausencia. Fue triunfo visitante y Juventud cerró el año más exitoso de sus 106 de vida con una nueva derrota de local.
El análisis de lo que dejó el 2013 es muy positivo para el equipo de Acosta, pero la segunda caída como local generó preocupación y dejó varias aristas para pulir si los de Gualeguaychú quieren cumplir con el objetivo que se propusieron a mitad de año: clasificar y mantener su lugar en el Argentino A.