Yo me quedo en patas, hacé lo mismo si querés. En mi casa no me puedo poner una zapatilla...”. El Flaco Schiavi ya no parece ser el que era. Al menos, el que el imaginario popular le temía por lo que dejaba ver en la cancha: tipo duro, reacio, que no perdonaba ni a sus amigos. Relajado, se ríe con los desastres que hace su hijo menor con un amigo en la casa de Tigre, se preocupa por ser un buen anfitrión y no le teme a la depresión post jugador “que a todos les llega en algún momento”. En parte, también, porque a él siempre le aparece algo nuevo.

-¿Estás un poco loco?

-No, ¿por qué?

-Una despedida eterna estás teniendo.

-Me están matando en todos lados, dicen que es más larga que la de Los Chalchaleros, ja.

-¿Por qué vas a jugar en Rivadavia de Lincoln, en el Argentino A?

-La idea es tratar de ayudar al club, que no está pasando un buen momento. Están mis dos hermanos ahí y está bueno volver a las fuentes, es el club en el que hice todas las divisiones inferiores. Se dio todo rápido: me llamó mi hermano más chico para ver si quería jugar y al principio le dije que no. Pero me siguió llamando, insistiendo. “Aunque sea un par de partidos”, me decía. El objetivo es que la gente se vaya enganchando y bueno, después de una semana de pensarlo y de hablarlo con Martín (Palermo) le dije que sí.

-Algunos ex compañeros tuyos dicen, en broma, que te agarró el viejazo. ¿Hay algo de eso?

-No, si hoy estuviese trabajando con Martín sería otra mi postura y mi posición. Lo hago porque me pidieron mis hermanos y por el club. Mi cabeza ya estaba libre de todo, descansado total, con la decisión tomada. Ahora apareció esta oportunidad, lo hablé primero con mi familia y les comenté que iba a jugar un par de partidos.

-¿Qué te dijeron?

-Mi señora me dijo que estaba loco, que no podía hacerlo. Después, cuando me vio entusiasmado me bancó, como lo hace siempre.

-¿El físico cómo está?

-Terminé de jugar en los primeros días de noviembre. Seguramente ahora me va a costar un poco, pero me voy a empezar a preparar con un preparador físico que es de mi confianza. Tengo un mes para hacer una mini pretemporada. Correr, intermitentes, un poco de pesas.

-¿Con qué nivel te vas a encontrar?

-Es como la Primera B Metropolitana, se entrena toda la semana, ellos empiezan la pretemporada ahora, tienen partidos amistosos. La idea es estar bien, acorde a lo que el equipo necesita y tratar de no pasar vergüenza, que es lo más importante.

-¿Conocés a tus compañeros?

-No, son todos chicos del club. Al único que conozco es a Guille Suárez, que jugó en Tigre y está ahí.

-¿Tus hermanos qué hacen ahí?

-Fabio es técnico. Caco, el otro, está ahí, trata de ayudarlo en todo lo que puede. Es fanático. Se hace cargo de acomodar todo para que esté organizado.

-¿Está bueno tener la despedida final en tu ciudad?

-Eso es lo que me decía mi señora, que está bueno ponerle el moño en mi ciudad. Pero mi despedida fue en la Bombonera, esa fue la gran despedida. Ahora voy a jugar ante todos mis amigos de la infancia, con los que crecí en Lincoln.

-¿Con las camisetas de los partidos que juegues qué vas a hacer?

-La idea es hacer un sorteo, para ayudar al club. A mis amigos jugadores también les voy a pedir para hacer sorteos y rifas.

-¿La cancha qué onda?

-Está bien, están buenas las instalaciones del club, pero siempre hay cosas para hacer y mejorar. Es muy bueno, muy lindo.

-¿A Palermo lo vas a llevar al debut?

-Lo voy a invitar a ver si me acompaña. Ojalá pueda ir, si llego a hacer una cena seguro que va a estar también.

-¿Cómo reaccionó ante tu idea de seguir?

-Lo primero que hice fue avisarle a él. Me dijo que a él también le había pasado esto. En los primeros seis meses no hizo nada, ni siquiera salía a correr y después le empezaron a dar ganas. A mí me pasó exactamente lo mismo. Ahora ya me está empezando a agarrar de nuevo, tengo ganas.

-¿Y si los rivales te quieran sacar del partido?

-No, no creo que pase.

-¿Pensás que puede ser más la admiración?

-Sé que cuando juegue contra chicos que son hinchas de Boca pueden sentir alguna cosa especial, pero después, cuando estemos dentro de la cancha, cada uno va a tratar de defender lo suyo y va a querer ganar. Esto es un campeonato que te da un ascenso al Nacional B, no es joda. Es importante, no vas a jugar a un barrio. Los chicos que no tienen lugar en equipos de Primera, muchas veces van al Argentino A.

-No los tomás como partidos homenajes...

-No, son partidos oficiales, por los puntos y los voy a tomar así. El equipo los precisa además, está peleando el descenso así que necesita ganar. La idea es ayudar, pero ganando.

-¿Vas a ayudar más adentro de la cancha o con la movida mediática que se pueda llegar a formar?

-Ojalá que sea con las dos cosas. Prefiero que sea más en la movida que se forme adentro de la cancha. Obviamente que es lindo jugar y ganar, pero lo más importante es ayudar. Cuando hay buenos resultados, también, la gente se acerca.

-¿Si hay un penal es tuyo?

-Obvio. Ese no se lo dejo a nadie, lo pateo yo.

-Más allá de que no exista la posibilidad ni que vaya a pasar. Con una buena pretemporada, ¿podrías jugar hoy en Boca?

-No, creo que no. La exigencia de estar en Boca, el protagonismo, creo que hoy no lo podría aguantar. Sé que terminé jugando hace dos meses, que puedo hacer una pretemporada bien con otro equipo, pero la exigencia de Boca no la aguantaría.

Diario Ole