La caminata partió desde la plaza principal, semi circular, enfrentada al joven edificio municipal, de ladrillitos a la vista. El último censo aseguró que por ahí vivían unas 70.000 personas. Difícil determinar, pelea demográfica, durante casi esas 20 cuadras por la Avenida Jauretche hacia la cancha, si se trata de un pueblo o de una ciudad: el partido se programó a las 17, hora de la siesta reglamentaria. Y las calles tiene todo lo que tiene que tener un lugar que regale la gracia de un partido por el Torneo del Interior, del viejo y querido Argentino C. Hay bicicletas, ciclomotores, una heladería Pirulo (58 mangos el kilo), remiserías con Duna’s destartalados, perros sueltos tomando agua de lluvia de los charcos y casas con parquecito al frente, pastos altos y mosquitos 747, como boeings. En la esquina de 34 y 18, aguarda un portón, dos empleados del club y un talonario oficial. Los vehículos a dos ruedas le ganan a autos y peatones. Y a falta de platea (y de tribunas), todo es popular pegadito al alambrado: 40 pesitos & 15 de estacionamiento. Llovió mucho, sí. Pero Las Lomas-Estrella, por la zona 28, se juega. Y si no se juega, se pierde plata. Y ganas de ganar. Esta es la esencia del TDI, claro. Aunque con un pequeño detalle. Si existe otro fútbol del otro lado de la General Paz, el federalismo se torna algo particular por estos pagos. Fácil distinguir Provincia de Capital pero… ¿Qué es cerca? ¿Qué es lejos? ¿Qué es ‘porteño’? ¿Qué no? En Guernica, ciudad cabecera de Presidente Perón, a escasísimos 37 kilómetros del Congreso Nacional, del punto 0, al Sur del Gran Buenos Aires, pasando Lomas, Temperley, Adrogué, Burzaco, Glew, se juega Torneo del Interior. Y nadie más cerca de la AFA como “La Ele”. Bichos raros.

“Este club cumple 53 años en marzo. Su base es el fútbol aunque también tenemos patín artísico y kung fu en la sede, a tres cuadras de acá. En esto, somos el club más importante de Guernica. Hay como 300 chicos entre Primera, 3° y 4°. Alguna vez, incluso, estuvo Jorge Valdez Chamorro, quien ahora está en la Primera de Lanús. Desde 2009 participamos en la Liga Amateur Platense (LAP). Salimos campeones el año pasado y, por segundo torneo consecutivo, nos metimos en el Argentino C. Ojalá, esta vez, podamos pasar la primera ronda. Necesitamos que la gente nos apoye. Hay muchos, que viven por acá, que ni siquiera sabe lo que nos estamos jugando”, le cuenta Andrés Wolf, presidente del club, jugador del equipo senior y padre del 8 titular de Las Lomas, a Olé. 

La nueva dirigencia tomó la institución en noviembre pasado. “Antes, era un club de pocos. Nosotros estamos tratando de abrirlo. Pero cuesta. Teníamos un programa en una radio local para contar las actividades del club pero el último temporal nos tiró la antena. Para el próximo partido de local vamos a poner un auto con altoparlante para que dé vueltas por ahí y los vecinos se enteren que hay fútbol. Este lugar es muy futbolero. Pero si no te enterás…”, agrega Wolf, quien ya dejó de sentirse un bicho raro en estos trotes. Un equipo de Guernica, jugando una Liga de La Plata y siendo considerado del ‘Interior’ cuando, gracias al Ferrocarril Roca, en 42 minutos estás en Constitución (con la línea 51 de bondi, el San Vicente, tardás un poquito más pero se llega). ¿Cómo se explica semejante implante? ¿Cómo resulta socialmente la situación?

“La dirigencia anterior, que estuvo manejando el club durante los últimos 15 años, participaba con las categorías Infantiles en los torneos de AFA, en la liga Metropolitana. Era uno de los pocos clubes fuera de su círculo que podía competir ahí. Y esta gente, un día, quiso dar un paso más grande. Encararon por afiliarse a la Primera D, pero los requisitos eran muy complicados. Así que se decidió entrar al ‘fútbol grande’ a través de la Liga Amateur Platense. La otra más cerca era la de Chascomús, así que imaginate… En los primeros años, se nos hizo complicado obligar a toda La Plata a venir a jugar acá. Son 60 kilómetros. Y casi 80 para los equipos de Berisso, por ejemplo. Pero ya somos uno más, nos hicimos un nombre. En el TDI pasado, metimos 300 personas en Monte. Era como un partido internacional para nosotros. Podríamos estar jugando la D y no el Torneo del Interior. Pero bueno, igual la platense es una liga competitiva. Para mí, el que pasa el grupo asciende”, jura el presi mientras prende el enésimo cigarro y hace cuentas. El TDI corta camino respecto al tradicionalismo D-C-B-BN-A, al punto que, si los resultados son inmejorables, en dos años podría estar jugando la Copa Libertadores. Aunque va paso a paso. “Nuestra idea, primera, es clasificar. Y después tirarnos al Argentino B. ¿Si puede salir mal? Si le tenés miedo a las deudas, nunca vas a llegar a nada. Ni siquiera en la vida personal. La vida de la gente es endeudarse para progresar. Acá tenemos un grupo de trabajo, 12, 15 personas, que vive prácticamente en el club. Encaramos una rifa, sorteamos una moto, para sacar 50 lucas y bancarnos todo el campeonato. Alcanzamos las 35.000 y quedamos bien. La primera fase, sin contar la recaudación y lo que sacamos de buffet, nos cuesta unos 5.000 pesos por partido”, calcula. Y no deja de sufrir. Estrella de Berisso, con oficio, intenta meterlos en un arco. Y encima tiene que salir corriendo hacia la calle: llueven algunas piedras desde los alrededores hacia el grupito de La 13, la banda de La Cebra, ruidosos visitantes…

Se va haciendo de noche. Las cuatro torres de iluminación, a dos foquitos por cabeza, jamás se encenderán. El partido se acaba. Un puñado de amarillas para semejante carnicería. La pelota se va a la calle, una y otra vez. El pelado Tony, a lo Bolt, sale a buscarla, una y otra vez. El naranja y azul de la pilcha Dana, entre tanto barro, apenas si deja ver el sponsor de Casa Diesec. Los muchachos de Las Lomas dejaron todo, pero no alcanzó. Ganó la visita 2-1 y se festeja a pura bomba de estruendo sobre el inundado pastizal lateral. En el TDI, parece valer, todo. Tal vez, en el próximo fin de semana, haya revancha contra Curuzú Cuatiá de Villa Elisa tras dos derrotas al hilo. Mientras tanto, ya es hora de pegar la vuelta. En la rotonda de Guernica se prepara una fiesta y los comercios, algunos, empiezan a abrir. No se pregunta por el resultado del equipo. Las palabras de Wolf repiquetean aún: “Me acuesto pensando en el Argentino B y me levanto pensando en el Argentino B…”. Unos cuantos más deberían seguirlo. Adiós. Allá a lo lejos, por Korn, se ven las luces del Roca aparecer. Nadie saca la Sube de la billetera. Nadie, en el anden, supo de un partido. Nadie cree que Guernica es ‘Interior’.

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