CAI-BROWN: Cuando se reacciona sin medir las consecuencias
La CAI y Brown se olvidaron del fútbol. Y protagonizaron con el mismo grado de irresponsabilidad, un bochorno que no deberá repetirse. Las culpas se reparten y nadie se queda al margen. Cuatro jugadores visitantes fueron informados por el árbitro.
Jugadores de Brown y la CAI a golpe limpio en zona de vestuarios. Solamente hubo jugadores de la “Banda” informados por el árbitro Espinosa.
DIARIO JORNADA
Todo parece tener una explicación, menos lo irracional. Lejos podrán estar los futbolistas de la Comisión de Actividades Infantiles y Guillermo Brown, de enorgullecerse por lo hecho, una confrontación de tipo “vale todo” en donde se unificó a buenos y malos; a propios y extraños al término de un partido.
Habrá que buscarle las razones a la cuestión visceral que parece enfrentarlos y que en muy pocos capítulos ya atrasó sin ser un reloj. En los tres últimos hubo piñas, roces, piernas malintencionadas y expulsados.
Tampoco cabe la “victimización” o el análisis parcial de las cosas. Difícilmente una sola mirada permita dejar las cosas en claro ya que el fanatismo en estos casos, no cuenta. Si uno pega, inevitablemente el otro responderá. Y si se enciende un cigarrillo en un polvorín, seguramente todo explote por los aires. Si existe una palabra fuera de lugar en medio de tantas pulsaciones, el resultado final siempre será una agresión.
Las responsabilidades
Las culpas deben empezar a repartirse. El árbitro Fernando Espinosa no puede quedar al margen, varias de sus decisiones influyeron en pasajes claves. Los cuatro minutos agregados y un adicional, que no llegó a cumplirse después del gol del empate de Jesús Collantes, cuanto menos obliga a mirar varias veces el video. Los jugadores tampoco ayudaron. Walter Aciar, desbordado por la tarjeta roja que había visto minutos antes, y Hugo Barrientos quien sin jugar había ingresado a vestuarios como se estila en todos lados para recibir a sus compañeros, se agredieron sin medir las consecuencias posteriores.
Las corridas hacia la zona del corralito no fueron para clamar por la paz mundial, justamente. Y los veintidós, junto a los policías y algunos infiltrados que nada tenían que hacer en ese sector exclusivo decidieron interpretar a su modo la ley de la justicia, ojo por ojo. El público, entre ellos familiares, dirigentes y periodistas observaba con impotencia detrás de la reja, el grado de violencia extremo al que llegó el ataque. Futbolistas que golpeaban a discreción; algunos que se exponían a recibir en el afán de separar y hasta los dos entrenadores, tratando –sin lograrlo- de contener a los más exaltados. El operativo policial no funcionó. Nadie pudo frenar el incidente antes de que se iniciara y no se bloqueó debidamente el acceso a esta zona supuestamente restringida.
Fallas policiales
La falta de manejo –y de costumbre- ante estas situaciones, hizo que el desconocimiento llevara al error. Y que lejos de “liberar” una zona, se fallara en un dispositivo de seguridad. Tampoco fue correcta la intimidación sufrida por periodistas visitantes en el lugar por parte de un grupo de simpatizantes. Aunque todo quedó en amenazas sin demasiado sentido, fue un mal momento, innecesario.
Está claro que no debieran repetirse esta clase de golpes bajos al fútbol. Y que no se puede actuar irresponsablemente desde cualquier lugar que se ocupe. Cabeza fría para los futbolistas temperamentalmente excedidos; inteligencia para los dirigentes y autocrítica en el caso de los árbitros, a la larga también profesionales de la pelota que volvió a mancharse.
Los jugadores informados
El empate a la larga, no le sirvió a ninguno. La CAI relegó el puntaje ideal que traía y ya tiene a Guaraní pisándole los talones. Brown, con menor margen de maniobra, deberá pelear otra vez, esta vez administrativamente para “alivianar” las sanciones de los jugadores informados: Diego Luque, Fabio Giménez, Nicolás Ballestero y Federico Velázquez agregándose la suspensión que recibirá Walter Aciar, expulsado.
Ningún integrante del plantel local fue considerado en el informe del árbitro y resulta poco factible que se sancione al estadio Municipal.
Sobre la CAI no pesan antecedentes de este tipo. Su prolijo manejo institucional parece ser la contracara. Solamente van a los partidos unos pocos plateístas, formales y correctos que disfrutan del fútbol como una película. Podrá buscarse en todos los archivos un incidente violento o un gesto institucional poco correcto. Y no es por falta de motivos. Sufrió verdaderos robos a mano armada; goles anulados que le costaron descensos; injusticias reglamentarias y hasta casos de soborno en sus primeros tiempos en la Primera B Nacional.
Hablar de fútbol hubiera sido mucho mejor. La CAI impuso su juego en el primer tiempo, llegó al gol y parecía tener la situación controlada. Brown equilibró en la parte final y apretó hasta que terminó llevándose el punto. Igual ante lo que sucedió, el 1-1 es lo de menos.#
Nicolás Ballestero: "Nosotros no rompimos nada en el vestuario"
El defensor de Guillermo Brown hizo su descargo en el programa "Tiempo Deportivo" (FM Tiempo 91.5) luego de lo ocurrido ayer en Comodoro, tras el empate ante la CAI 1-1. "El árbitro nos echó (junto a otros tres) porque nos vió corriendo hacia el lugar del incidente, nada más", disparó.
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La trifulca entre jugadores e hinchas duró alrededor de media hora.
Luego de un día de muchas versiones sobre lo ocurrido ayer por la tarde en el estadio Municipal de Comodoro, hoy algunos protagonistas salieron a dar la cara. Es el caso de Nicolás Ballestero, que hoy hizo su descargo en "Tiempo Deportivo" (91.5 Trelew y 102.1 Esquel).
Estas fueron algunas de las frases que dejó el bahiense en el programa de radio que va de 13 a 15 hs.:
"Aciar se fue expulsado. Festejó el gol afuera de la cancha en la zona de entrada a los vestuarios. Parece que a algunos no les gustó. Hugo Barrientos lo increpó y se agarraron a trompadas".
"Empezó a entrar gente de la tribuna. Se puso feo realmente. Nos apretaron, la pasamos mal en un moento. Nos tuvimos que defender".
"Con Luque, Velásquez y “Coco” Gimenez fuimos los primeros que llegamos al tumulto porque somos los que en la cancha estábamos más cerca. Entiendo que el árbitro (Espinoza) nos echó por vernos correr".
"Cuando llegamos al tumulto, había un policía en el piso y un par de personas, no eran compañeros mios, le pegaban a Barrientos pero nosotros no fuimos".
"Con los chicos de la CAI o tenemos problemas anteriores. Justo se dio que en los dos últimos partidos se dieran incidentes pero fueron cosas del momento".
“Empatar en el último minuto termina sirviendo. Obvio que lo ideal era ganar. Ahora, ganando el domingo nos podemos poner más cerca porque la CAI tiene fecha libre".
"La ilusión de ganar el Nonagonal no se pierde. Los de arriba van a perder puntos. Nnosotros tenemos que ganar en casa y sumar afuera".
“Quiero aclarar que no rompimos nada en el vestuario como dijeron desde Comodoro. Los hinchas tiraron piedras y provocaron destrozos. Incluso lastimaron a un par de compañeros”.
El experimentado jugador quedó en el ojo de la tormenta, y fiel a su estilo ayer no se escapó dio la cara. Habló con el diario Patagónico e intentó poner paños fríos, y pensar en lo que viene
Lo ajeno al fútbol comenzó el domingo luego del gol del empate en el quinto minuto adicionado, cuando el árbitro mendocino Fernando Espinoza había agregado cuatro, y el posterior festejo de una parcialidad de Guillermo Brown en la zona de vestuarios. Barrientos se vio involucrado en una serie de incidentes, donde varios jugadores de Guillermo Brown lo agredieron hasta tirarlo al piso donde recibió patadas y golpes de puños.
El día posterior, y recuperado de los golpes, Hugo Barrientos le quiso poner punto final a un episodio que en lo físico se llevo la peor parte. Lo que siguió después fue el crecimiento de la violencia, que sumo a propios y extraños en su afán de hacer justicia por mano propia. “No fue bueno lo que pasó, porque no es ejemplo para nadie. Yo estoy bien, Prefiero hablar de lo futbolístico, porque no está bien la violencia ni la justifico, aunque reconozco que tengo sangre. Prefiero que las cosas queden acá, el fútbol te da revancha, y no apelo a la lastima ni a justificación alguna. Porque ya tengo mis años, y si antes no fui así menos ahora”, sentencio.
Curtido y medido en sus palabras Barrientos sostiene que el hecho que el árbitro Fernando Espinoza no haya informado a ningún jugador de CAI habla a las claras de lo que sucedió.
“Quiero a mi ciudad, soy nacido y criado en Comodoro Rivadavia, ando por sus calles y tengo el reconocimiento de sus ciudadanos, como el de distintos clubes. Uno va cosechando lo que siembra. Lo que paso el domingo fue un mal momento. Hoy mi prioridad es jugar lo más pronto posible, acá hay que pensar que seguimos en la punta. Yo estoy entrenando para eso, nunca perdí la humildad y por eso vine a la CAI en un momento de baja intensidad, y luego con la llegada de un técnico vinieron los cambios que están a la vista de todos. A mí me corresponde transmitir a los más jóvenes mis experiencias y ser su respaldo, como en su momento otros jugadores lo fueron conmigo. Todos en este equipo estamos haciendo el esfuerzo para el ascenso, lo otro ya lo dejé en el olvido”, concluyo el jugador que hoy se sumará a los entrenamientos con el resto del plantel.
En lo estrictamente futbolístico, la CAI sigue en la punta del Nonagonal del torneo Argentino A, y tendrá descanso en la próxima jornada. En la sexta fecha visitará a Juventud Unida de Gualeguaychú, pero lo más importante es que depende de si mismo para lograr el objetivo que se propuso.
Martes 01 de abril de 2014, 08:29