Esta vez el cerrado aplauso no fue por culminar una tarde llena de alegría. Esta vez el aplauso y las lágrimas fueron de agradecimiento. En el verde césped, un grupo de leones desparramados por la angustia; afuera, un hincha fiel que no le dio lugar a la bronca, sino al valor por lo que se hizo. No alcanzó y la estadía de Rivadavia en el Argentino A llegó a su fin. Ayer, Cipolletti lo venció en la última bola y, con ese resultado, el Albirrojo descendió al Argentino B.
Fue raro el partido, que estuvo cargado de nerviosismo. Porque la visita hizo lo suyo, apostó al orden y casi no atacó. Su único remate al arco fue un zapatazo del bueno de Negri, que se chocó con el palo. Lo demás fue tenencia y aguante. Ante esto, Rivadavia debió hacerse dueño total de las intenciones de ataque y lo buscó siempre. Le costó, pero fue con el corazón en la mano por la salvación.
En esa realidad, las llegadas locales fueron a puro empuje. Dos oportunidades claras y un tremendo tiro libre de Velázquez se ubicaron en el podio de las jugadas más peligrosas.
En el complemento, todo se agudizó, “Cipo” se metió cada vez más atrás y Rivadavia se lo llevó puesto. Sin tener muchas chances, pero con una muy clara. Promediando el complemento, Jara se llevó puesto a Velázquez y Ascenzi marcó un claro penal. Caro pateó, Ferreyra atajó, la pelota dio en el travesaño, el “Dibu” arremetió y Jara en la línea la salvó. Fue la chance, aunque la fortuna jugó una mala pasada.
Los últimos 20 minutos fueron vertiginosos. Rivadavia tiró el resto con el alma y la visita lo defendió con coherencia. A los 49 llegó el enésimo centro, el rechazo, la contra y Ortiz solo tocó al gol. Claro, hasta De León estaba buscando el milagro. Era plata o mierda. Fue mierda.
La gente acompañó el gol visitante con un cerrado aplauso, que continuó hasta que el árbitro marcó el final. Los guerreros vestidos de rojo y blanco cayeron con los ojos llenos de lágrimas. El dolor es grande, pero la tranquilidad, absoluta. Porque cada uno dejó todo, se entregó a pleno y no regaló nada. No alcanzó por lo espantoso que fue el 2013. Nada más que por eso. Fabio fue a levantar a sus muchachos, que se pusieron de pie para irse. La gente los despidió con el “muchas gracias, jugadores, por dejar el alma y el corazón”. Las palabras justas para definir un descenso que duele, pero que tranquiliza de cara al futuro.

Rivadavia 0
De León, Di Menno, Colapietro, López Quintero, Camerlinckx, Caro, Castaño, Russo, Graziano, Velázquez y Tolosa. Suplentes: Crusat, Assandri, Diellos, Bártoli, Martínez, Ferrari y Visser. DT: Fabio Schiavi.
Cipolletti 1
Guillermo Ferreyra; Jara, Madrid, Salinas y Villacorta; Negri, Chironi, Mellado y González; Guajardo y Abayián. Suplentes: Avila, Alegría, Solis, Carrasco, Vergara, Ortiz y Alecha. DT: Perilli