Gimnasia y Tiro 4-1 San Jorge (T)
El albo se desquitó del expreso con una goleada con sabor a clasificación. Le sacó 10 puntos a los escoltas y ahora espera a Central.
Y ahora, ¿quién para a Gimnasia y Tiro? ¿Quién frena a este equipo que se convirtió con el correr de las fechas en una infalible máquina de ganar? ¿Este aluvión imparable con camiseta celeste y blanca habrá llegado a su techo, o todavía tendrá mucho más para dar en esta interminable carrera? Hasta ahora, las certezas y las respuestas a todas esas inquietudes sólo las tiene Gimnasia y Tiro, el líder absoluto -y nuevamente ratificado- del torneo Argentino A, que esta vez aventajó con tres puntos más a sus más inmediatos perseguidores, tras golear anoche a San Jorge de Tucumán por 4 a 1, en el Gigante del Norte.
Mientras los agudos críticos, los estadistas y los “opinólogos” tratan de explicarse el por qué de este fenómeno y auguran la llegada del momento en que el equipo del DT Víctor Riggio empiece a experimentar su escalada descendente, el albo sólo juega, se divierte, se florea, golea y no detiene su irrefrenable marcha y mira cada vez de más de arriba a su derrotado reciente y a Talleres de Córdoba, a los que ya les sacó una decena de puntos, mientras espera con el pecho inflado el clásico del domingo con Central Norte.
Pero en esta tómbola del fútbol, en este juego de los presagios que rodea a la opinión pública, en este show de los pronósticos varios en el que no impera la lógica, no deja de ser descabellado cualquier futurismo exagerado sobre uno de los grandes candidatos, que ya se posicionó como virtualmente clasificado, aun cuando todavía resta una ronda completa de partidos por jugarse. Mientras, Gimnasia se abstrae de los números y de los análisis eruditos. Sólo juega. Juega y se divierte, como en el potrero o como en la plaza. Aunque más de un sofocón también le toca atravesar, como para “humanizar” a un equipo de marcas sin fisuras.
El puntero arrancó ahogando al rival con el que aún tenía una espina clavada desde la primera fecha. Tras una maniobra de juego aceitado, fue Ivo Chaves quien quedó en clara posición de gol, pero el “uno” José Fernández amortiguó el balón con su estómago.
El albo le rodeó la manzana al equipo tucumano, y como premio a la constancia llegó la apertura del marcador a los 26 minutos. El primer grito de la noche nació de una fenomenal guapeada de un Chaves a esa altura intratable, luego derivó en Agudiak, quien envió el centro a la puerta del área chica para que Sebastián Vezzani la empuje al gol, pese al vano intento de Diego Véliz por despejar. Con el 1 a 0 a favor, el millonario se dio el lujo de bajar la guardia, ceder el protagonismo y engolosinar a un San Jorge que se mandaba con enjundia pero que terminó sentenciado en cada contra. En el epílogo de la primera mitad, tras una recuperación de Leandro Zárate y una pared fenomenal entre Ascencio y Vezzani, el “chiquitín” de Comodoro Rivadavia fue asistido otra vez por la Chancha en el área para definir de manera soberbia, con “vaselina” por sobre el cuerpo del uno tucumano. El 2 a 0 sentenció la historia con una atildada maniobra colectiva y una definición de manual. Y de yapa, la persiana se terminó de cerrar casi desde el vestuario, ya que antes del primer minuto del complemento apareció otra vez Ascencio para liquidar el pleito con una definición soberbia.
Con la goleada consumada, el líder empezó a florearse; sin embargo, el Tano Riggio se vio obligado a cuidar a Osvaldo Young para el clásico del domingo y lo sacó para así evitarle la quinta amarilla. El albo quedó desvalido en el mediocampo, y allí la visita empezó a crecer y descontó a través de Abel Olmos. Pero el líder le dio el estocazo final a diez minutos del final a través de Agudiak.
Fuente: El Tribuno
Lunes 12 de noviembre de 2012, 09:00