Juventud Antoniana (Salta) 2 - 0 San Jorge (Tucuman)
Tuvo un arranque ideal
Juventud se sacó al fin la mufa ante San Jorge y lo venció por 2 a 0. Pese a tantas bajas en el reinicio, el santo lo ganó con solidez y orden en todas sus líneas.
Sáez, mano a mano con su “compadre”
GABRIEL ESTRADA - DIARRIO EL TRIBUNO DE SALTA
El santo está renovado, dejó atrás los malos resultados de la pretemporada y arrancó con el pie derecho en el reinicio del Argentino A, al vencer 2 a 0 a San Jorge de Tucumán.
A Juventud le bastó con un solo tiempo para volver a ilusionarse con alcanzar el primer objetivo: la clasificación. Fueron cuarenta y cinco minutos en los que se vio a un santo enchufado al que le alcanzó con la tenacidad de Hugo Prieto y la garra de Matías Fernández para superar a su gran “karma” tucumano.
En el primer tiempo, fue San Jorge el que tomó la iniciativa. Si bien no incomodó al arco de Viola, manejó la pelota en un campo que se tornó muy rápido por la lluvia. El santo fue paciente y de a poco le empezó a quitar protagonismo a la visita. A los 23 min, Juan Pablo Cárdenas habilitó a Hugo Prieto, quien casi sin ángulo remató y decretó el primero para Juventud. Fue una bocanada de confianza para el elenco antoniano, que no bajó la intensidad y presionó a San Jorge en todas sus líneas.
El expreso tuvo chances para empatar, pero careció de efectividad. Juventud inclinó la cancha y a los 35 min Daniel Liva realizó una gran jugada individual eliminando a varios rivales, para luego habilitar a Matías Fernández, quien, con todo el arco a disposición, cumplió con la inexorable “ley del ex”, para conquistar el segundo tanto de los de la Lerma.
El complemento fue más de lo mismo. Juventud controló los embates de un San Jorge que salió con todo en busca del descuento, pero chocó siempre con la sólida defensa antoniana, que despejó todo lo que pudo. De contra, Liva tuvo una chance inmejorable para aumentar el marcador para el santo. Quedó mano a mano con Nicolás Caprio, pero el arquero tucumano adivinó la intención del volante chaqueño y se quedó con la pelota. Luego, casi sin despeinarse, más la seguridad que le otorgó Ezequiel Viola al arco antoniano, Juventud terminó cerrando un partido clave para sus aspiraciones de clasificar. Sobre el final del partido, Hernán Fernández tomó la lanza, quedó mano a mano con el arquero y a su lado tuvo a dos compañeros para dejar servido el tercero de Juventud; el defensor pecó de egoísta, hizo la personal y el “uno” tucumano le ahogó el remate.
Fue un gran triunfo del santo para arrancar, y ahora depende de sí mismo para clasificar. Ya dio el primero de cinco pasos para lograr ese primer gran objetivo.
Lunes 10 de febrero de 2014, 08:51